Mediante la planificación y el presupuesto, las personas pueden alcanzar sus metas comerciales y de negocios.
Se entiende como ahorro a la parte del ingreso que no se destina al gasto y que se reserva para necesidades futuras, a través de algún sistema provisto por una institución autorizada por la ley para captar dinero del público, tal como una cuenta o tarjeta de ahorros, un depósito a plazo o una cuenta de ahorro previsional voluntario, en caso de quienes trabajen.
Tal como una caminata no se puede hacer sin dar un primer paso, el ahorro no se puede conseguir con un solo monto de dinero. La clave del ahorro es la capacidad de juntar dinero de manera regular durante un período de tiempo. Y, como en el caso de la caminata, ésta va a ser más larga y permitirá llegar más lejos, mientras más pasos se vayan dando, en el caso del ahorro se contará con más, si durante más tiempo se va guardando una cantidad de dinero.
Reajustes e Intereses
Lo interesante de ahorrar en una institución financiera, es que ésta le paga a las personas que le entregan su dinero. A esta ganancia se le llama rentabilidad y se expresa a través de los intereses, los cuales varían dependiendo de sus características, tales como el plazo, el tipo de ahorro y el tipo de moneda, entre otros.
A estos se agregan los reajustes que permiten mantener el valor adquisitivo del dinero que se haya ahorrado, debido a que es el sistema ajusta el monto del ahorro, para mantenerlo con su mismo valor respecto de la inflación.
Finalmente, las instituciones financieras ofrecen diferentes alternativas de ahorro, con el fin de acomodarse a la capacidad de ahorro de sus clientes.
Simuladores
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